21/8/13

Mis manos buscan en tu piel las respuestas.


Te beso, y tu boca se convierte en la mágica puerta que abre para mí todo los demás.

Transito tus rutas muy lento. Mi boca besa, muerde, saborea y la tuya responde con gemidos cortos que despiertan aún más mi pasión

Te deseo, mi amor náufrago de caricias se entrega a tus manos, mientras las mías se llenan de tu cuerpo, dándole a mi tacto el recuerdo de lo que jamás olvidará.

Voy y vengo, aquí y allá, y me detengo en tus hombros y los siembro.

Mil besos quedan allí mientras mi piel y la tuya se conectan, deseando fundirse.

Bajo, mis labios escalan tus montes con especial cuidado envidiando a mis manos que llegaron a tu abismo y, mojadas, lo preparan para lo que pronto va a venir.

Ahora es tu ombligo mi peaje, mi punto de detención y en el me pierdo con besos profundos que llenan tu vientre de ansias de que mi viaje continúe más al sur.

Y hacia allí me dirijo, bajo suave, lento y al llegar a tu puerta mi boca experta se funde, se llena de tu sabor.

Me gusta sentirte, me gusta probarte, me gusta regalarte mi dedicación, mi paciencia, mi tiempo, ya que nunca hay apuro cuando tengo tu piel.

Mi boca te da lo que deseas, y ese anticipo, que dura un siglo, me lleva a bajar más y tus piernas, tus pies se vuelven parte de este safari por tu continente virgen.

Virgen de mis besos, de mis caricias, de mi calor.

Ahora, cuando tus ganas irrespetuosas me piden, me ruegan, ensayo tomarte, para luego no hacerlo y hacerte desear más.

Así seguimos una y otra vez y cuando tu deseo se transforma en desesperación, te hago mía, muy mía, internando mis ganas en vos.

Luego despierto, con esta sed que grita tu nombre, nuevamente solo, preguntándome donde estás, pensando cuando será tu cuerpo el que reemplace este espacio vacío al que abrazo cada noche, víctima de la soledad.


**Zaira**

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